viernes, 3 de febrero de 2012

NOVELA: Pedro J ALvarez: Entre la realidad e irrealidad. Capítulo 03


Otoño IV
Lo confieso, hice que el hermano de Pablo matara al transeúnte, pero lo castigué quitándole sus ojos y mucho más, murió calcinado. Cierto que murieron muchos animalitos en el bosque.
Considero que es hora de cuestionarnos, ya que es una complicidad de tres: el escritor, el lector y los personajes de la novela.  ¿Por qué matar al hermano de Pedro? ¿Acaso no hubiera sido más entretenido tener un hermano que le hiciera la vida de cuadritos a Pedro y la aventura se desarrollara explicando las causas psicológicas que hacen de la desintegración familiar un problema psicosocial?
Sin embargo hay un espacio en blanco que podemos recuperar de Pablo, lo podemos dejar entre paréntesis para más delante de la historia, habrá que llenarlo de vivencias, recuerdos y fantasía; lo hagan resurgir como si estuviera vivo y nos expliquen ciertos porqués.
Una de las causas psicológicas del sufrimiento de la madre de Pablo es la muerte de su hijo, algo muy lamentable, pero no es exclusividad de lo humano porque, generalmente, todos los seres vivos sienten la pérdida de sus seres queridos, sea hombre, animal o planta.
¿Hacia dónde va la novela?  es un el diálogo entre lo que hay de real, de humano y su contrario, lo irreal, que por cierto, la fantasía es lo que más abunda entre los hombres: mucha explosión de magia y arte que desemboca en sub y suprarrealismo.
… La mañana trajo neblina cerrada de la sierra que penetra en el mercado, pero se distingue movimientos de los indígenas…
Los costales de zanahoria, cebolla y jitomate… Los puestos de azúcar, de sal en trozos cuadrados y los manojos de ajos y, por supuesto, algo mejor que el oro, ¡el betabel!, tan apreciado por los indígenas… Lo pueden utilizar para pintar sus vestidos o dibujos de color rojo, además tiene la reputación de poseer poderes curativos contra el dolor de cabeza y otros dolores.
La neblina daba una atmósfera tétrica, armonizada con pequeñas cruces de madera que abundan en el panteón de La Providencia”.



Hay grandes árboles, de más de 100 metros de altura, clavados con garras de águila que los hacen sospechosos porque, son tan grandes sus raíces, que parece que muertos que habitan en estos lugares, todos traspasados, pudieran  gritar de dolor.

Por cierto, fue mejor que muriera Pablo en llamas porque este pueblo acostumbra a linchar a los ladrones, violadores y a quien se le pegue la gana.

Un Pedro que le dice al padre del Paso, amenazando, que si no perdona a Pablo y  lo condena al infierno, con todo y el respeto que le tiene, lo mata.
-¡Señor cura háblele bonito o lo mato!
Mientras Cleotilde, una madre como hay muchas que en este momento lloran, afligidas por sus hijos, sigue llorando, contagiando a los demás.
El cura Del Paso nervioso, preguntándose a sí mismo ¿Cómo perdonar a un asesino? ¿Cómo quedar bien con el pueblo y al mismo tiempo con este maleante? ¿Cómo hacerles ver que la salvación no es asunto humano sino corresponde a Dios?... ¡Ilumíname Señor! ¡Que tu palabra habla por mi boca!
- Hermanos no juzguéis mal a los muertos, dejad tranquilos a los muertos.
- Interrumpe el creador- Pero lo que dice el Padre está en duda: ¿se puede dejar tranquilo a los muertos? ¿No están acaso muertos?
- Yo vengo a comunicarles el perdón de Dios.
- Interrumpe el creador-¿Existe Dios? Si no existe para qué el perdón de Dios

- Yo no he venido hacer justicia divina, ni a condenar a nadie.
-  Interrumpe el creador- ¿Realizar justicia divina? ¿cómo cuál?
-  Dejémosla en manos de señor Jesucristo porque el realiza lo justo y evita lo injusto para el alma, ya desprendida del cuerpo de Pablo.
-  Interrumpe el creador- ¿El alma existe? Si no existe no hay tal alma desaparecida, más bien no hay razón de ser del querer hablar sobre el alma.
- Viéndose por el camino del mal, ha sufrido lo indescriptible y hay que perdonarlo porque fue una víctima de la oscuridad.
–Interrumpe el creador- ¿El camino del mal es el de la oscuridad? ¿Para quién? ¿Qué entendemos por bien o por mal?
  
-              Como el “Padre” me manda representando la orden Franciscana, los invito a recapacitar y a orar por la salvación del hermano Pablo, y oremos, recordando a San Francisco de Asís cuando hablaba del hermano sol, la hermana luna, el hermano viento, la hermana agua, la madre tierra, así oremos por nuestro hermano Pablo.
–interrumpe el creador- ¿Los seres humanos tienen el mismo padre y la misma madre, el mismo Dios? ¿Realmente son hermanos?
- Yo, el cura “Del Paso”, represento la luz ustedes la ovejas descarriadas. ¿Quieren luz? ¡Vengan a mi! ¿Qué tipo de luz? ¿Una luz cristiana? Los hombres nos descarriamos por diversos motivos ajenos a lo religioso, por cuestión económica o social, por ejemplo la pobreza.
–Reflexiona el creador- La Ley divina demanda que los hombres hablen de paz y no de guerra, que amen a sus semejantes. ¿Acaso no es instinto de supervivencia el dejar a otros que hagan el trabajo sucio, por conveniencia, castiguen a los malos para que no nos hagan daño? ¿Y esto no es el principio de la creación de un Estado? Tener gobiernos y gobernados.
Pero también ¿acaso esto no abre la posibilidad de manipular la ley a nuestra conveniencia? Esto en cuanto se refiere a los sistemas de gobierno, pero también podemos decir que las instituciones, sean públicas o privadas, siguen sus propios intereses, así lo ha hecho a lo largo de la historia la iglesia.
- Hay necesidad de sanar el alma y evitar la dirección que lleva al infierno, donde es el crujir de dientes y llorar por nuestras faltas. Demos el perdón a nuestro hermano Pablo, que esperamos se haya arrepentido y Dios lo haya perdonado.
–Interrumpe el creador- ¿De cuál infierno habla el cura? Es más fácil encontrar extraterrestres y a propósito ¿existen los extraterrestres?
Enterrando a Pablo, el pueblo se libró de un maleante, aunque Pedro se sintió conforme con el sermón del sacerdote. Después siguió el sepelio.

Autor: J Francisco Gutiérrez Torres
Ilustraciones: Banco de imágenes google
















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