miércoles, 18 de enero de 2012

NOVELA: Pedro J ALvarez: Entre la realidad e irrealidad. Capítulo 02


Otoño III

Debido a la actuación tan animal que tenía contra mis semejantes, preguntaba ¿por qué mi creador me había configurado de esa manera? … campesino, parrandero, jugador y asesino…Quisiera que cambiara mi modo de ser, pero no me responde, pareciera que
no existiera mi creador,  sigo actuando en la maldad.
 Sé que soy un ser ficticio y dentro de esta novela me tocó hacer el papel de malo… Me preguntaba si el escritor sabía que yo sabía que era producto de su imaginación o quizá estoy equivocado y él es producto de mi imaginación.
Los rancheros haciendo acto de presencia en la conmemoración del doscientos aniversario del nacimiento del santo Floripondio.
La orquesta tocando dentro del Kiosco ubicado en el centro de la plaza y los comerciantes, en uno de sus lados, alrededor de la iglesia, alzan la voz, gritan ¡Cómpreme el tónico del Dr. Juancho! ¡Es una maravilla!... Mientras otros comerciantes de la feria tratan de convencer a la gente para que tiren al blanco. ¡Gánese esta hermosísima muñeca de trapo por un peso!... Otros venden changungas y tunas.
Las sombras nocturnales son impactadas por la luz de la luna, que se desplaza entre las nubes, la dejan ver tenuemente
Desprendido de la última parte del castillo artificial, el cohete de cartón surca los cielos dejando caer chorros de luz. Mientras, en los extremos del castillo artificial, las ruedas siguen girando con chispas de colores que se derraman en forma de cascada luminosa,
 entre las miradas de asombro y admiración y comentarios de alegría, risas burlonas e impactadas por el suceso.
El aplauso y el grito emotivo, el beso del enamorado y viejo melancólico, hacen de la reunión festiva de este “La providencia” olvidarse de las miserias y las adversidades de la vida.
Entre deleites y goces campesinos, pasan los minutos rápidamente hasta dejar escuchar las doce campanadas, más no para la “cenicienta”, aquella de los cuentos de Walt Disney y si, para indicar que un transeúnte, trasnochador, cae víctima de una bala.
Los que vieron la acción huyen, no quieren problemas, el hermano del de la piel tostada voltea para ver si nadie lo sigue, huele a sangre (a muerto).
¡Fue el hermano de Pedro! Se le oye gritar al familiar del muertito.
Testigos indican que va huyendo para el monte Fiel. ¡Agárrenlo!
La respuesta del cuartel de la zona militar es rápida y un grupo de soldados va en busca de
Pablo, hermano de Pedro.

 Mientras el padre del muertito prenda fuego al monte, mientras grita. ¡Que se muera el desgraciado!

La lubre se expande por la hierba seca y cenizas todavía vivas de fuego flotan por los aires. ¡Lumbre flota por los aires! Las rojas bocanadas del monte parturiento pronto invaden a la carne chillona… Es una parrillada que asa conejos asustados de ojos azules, rojos y violetas y el nido de los pajarillo con sus polluelos.
Mientras lejos de ahí, Pablo Álvarez J,  dispara a las aves, aquella lechuza que deja ver sus ojos redondos y brillantes amarillos…
Pablo falla y lo único que capta rápidamente, por la borrachera, es que el ave, al vuelo kú…kú, con garras filosas le llevan a su vista… ¡Ay! ¡Ayyyyy!
Saludando al ciego el monte todavía ardiendo y con brazas vivas… La mañana lluviosa hace que despida bocanadas de paz negra.
Brilla un diamante en la lejanía y parece que pudiera cegar la vista,
la luz se expande por los rincones de estas tierras, el brillo irradiado ciega a los campesinos y cegó la vista a Cleotilde, la madre de Pedro y Pablo, que levanta su mano para tapar el sol.

El pañuelo que sostiene apretando fuerte en su mano derecha, significa que presiente algo malo, está angustiada por sus hijos, tiene un presentimiento o diría señales naturales que presagian tormenta… ¿Preocuparse para qué? O ¿Por qué?
¿Acaso sus dos hijos son gente de bien? ¿No son borrachos, parranderos, mujeriegos y jugadores? ¿No son asesinos?
Cleotilde es la madre que simboliza la mujer abnegada (sacrifica sus intereses por sus hijos) ya anciana, tiene su cabellera blanca y tonos grises.
Recargada en el respaldo de la cama rústica de madera, sentada, sostiene muy bien a su cuerpo frágil, más frágil que un costalde maíz (50 kilos)…
Después decidió bajarse de la cama y arrodillarse y rezar frente a una imagen cristiana… No ha sabido nada de sus hijos, últimamente.
Después de rezar decide dormir pero sueña… presiente algo porque empieza la calentura, no es por los tacos que se comió en la mañana sino por la pesadilla fangosa, pesada, que hunde los pensamientos en toneladas de color rojo derramada en el bosque, como si presintiera una realidad científica, clara.  Trata de percibir el mensaje, sentirlo. ¿Qué indicará esta pesadilla?
Deja de roncar y abre sus párpados y sus ojos tratan de ver entre la oscuridad pero solo consigue oír ladrido de su fiel guardián, no un perro de linaje es corriente, no tiene pedigrí. Es un perro flaco y se llama “Muelas”
 … Pero sirvió el ladrido y el despertar porque oye que abren el zaguán… Oye los pasos de Pedro, los reconoce porque son diferentes a los de Pablo, pisa menos fuerte y se oyen apenas, casi son imperceptibles. Es como si cargara una pena muy grande y viviera en el purgatorio… como si estuviera muerto. ¡Cleotilde escucha los pasos del muerto! Pero en esta ocasión se equivoca… El muerto es otro.

-              ¿De dónde vienes tú?... ¡Mira nada más como vienes! ¡Todo borracho!... No me acaricies… no me beses las manos… Hasta para atrás… Hueles a  alcohol
¿Dónde está Pablo? ¿Dónde lo dejaste?... ¡Qué dices! ¡Hijo ingrato! ¿Dónde estabas que no lo defendiste?... ¿Quién fue? ¡Quemado! ¡Que desgracia!
¿Ya apalabraste con el señor Cura Del Paso… que ¿pa qué? ¡Hereje!
Cleotilde con ira lanza utensilios  directos al cuerpo de Pedro que abre la puerta del  portón y escapa… ¡Y más vale que hables con el señor cura infeliz!

Autor: J Francisco Gutiérrez Torres
Ilustraciones: Banco de imágenes google




















No hay comentarios:

Publicar un comentario