Hay posibilidad de nuevas proyecciones,
muchas esperanzas e ilusiones nuevas,
pero no tengo prisa en el decidir
y es que faltan alegrías,
motivos para festejar la vida.
No hay palabras que alienten,
cuando se sufre y se llora,
o nos olvidan.
Creo que es tiempo de cambiar,
de no volver a vivir lo mismo.
Me gustaría ser aviador,
volar entre las palabras
y pararme en los acentos.
Después, con el punto y seguido,
llegar a otro puerto donde pasar la noche
y mañana, punto y aparte,
comenzar otra aventura
y esperar más de la vida,
haciendo pausas en una coma
y volver a volar.
¡Ser aviador en el mundo de las palabras!
¿Qué mundo es este?
No es el de la verdad aparente de Platón,
solo el artista sabe la verdadera realidad.
Se adelanta a una guerra nuclear,
pinta o expresa con palabras el fin del mundo,
y reclama justicia incitando a la guerra,
a través de la Polonesa de Chopin.
El artista percibe la necesidad de lucha,
por la patria o la justicia.
El artista intuye el mundo de las sombras,
lo que hay detrás de un elogio,
la sonrisa y la hipocresía.
Por eso aplaudimos a los artistas payasos,
que se burlan de los políticos.
También a los actores de teatro,
que cuestionan nuestro modo
de vivir, sentir y actuar.
¡Solo los artistas se aproximan a la verdad!,
a una verdad deformada,
tergiversada, a medias o miope,
surgida de la mente humana
y no tiene un origen natural sino artificial.
Por eso soy artista… ¡un poeta
del pensar!
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