Cosmopolitismo
Del griego κοσμοπολίτης, y éste de κόσμος, "universo", "orden", y πόλις, "ciudad".Es una persona que desea trascender la división geopolítica que es inherente a las ciudadanías nacionales de los diferentes estados y países soberanos. Al negarse a aceptar la identidad patriótica dictada por los gobiernos nacionales y afirmarse cada ciudadano como representante de sí mismo, los ciudadanos del mundo afirman su independencia como ciudadanos de la Tierra, del mundo, o el cosmos,
Los principios de la ciudadanía global serían primeramente que sea un ciudadanía de aplicación local y de adhesión voluntaria,
y que a través de pactos federativos estas unidades territoriales locales por decisión de sus propios ciudadanos aceptarían entre sí a los ciudadanías de las demás localidades.
Historia y significado
Los primeros en identificarse a sí mismos como ciudadanos del mundo fueron los filósofos estoicos.
El estoicismo fue una filosofía importante del Imperio romano, el cual esperaba crear tal cosmópolis.
La perspectiva de un ciudadano del mundo tiene afinidad con la perspectiva existencialista en tanto en cuanto los ciudadanos del mundo:
No quieren ser clasificados mediante la imposición de categorías artificiales.
Gustan de identificarse a sí mismos principalmente como seres humanos y después como pertenecientes a cualquier grupo o grupos a los que crean pertenecer.
También algunos ciudadanos del mundo pueden trabajar o querer trabajar para unas Naciones Unidas reformadas que representen y respondan a la voluntad de los pueblos del mundo.
Pueden trabajar hacia el reforzamiento de la identidad común y la armonía entre los ciudadanos del planeta, aun respetando la diversidad local y nacional.
Quien se considere ciudadano del mundo no tiene por qué adherirse a ninguna ideología en particular, aunque existe la tendencia a asociarlos con filosofías sobre la nación y el mundo como el internacionalismo, el cosmopolitismo, el anacionalismo, el globalismo, o el federalismo.
Con:
- El advenimiento de la globalización (aldea global)
- El incremento de la facilidad de viaje
- La comunicación (libertad de circulación),
Aumenta la sensación de que el sistema político basado en el estado-nación se ha quedado obsoleto.
El filósofo español, nacido en Bilbao, Jesús Mosterín, piensa que no hay razón alguna para recortar las libertades individuales, como la libertad de lengua, de religión, de costumbres o de viajes, en nombre de la nación, la iglesia o el partido.
Desde este punto de vista, Internet es un modelo mucho más atractivo que los estados nacionales o los movimientos nacionalistas.
Un mundo sin estados nacionales, organizado territorialmente en pequeños cantones autónomos pero no soberanos, sin ejército y sin poder para frenar la libre circulación de personas, ideas y mercancías, complementado por el establecimiento de fuertes organizaciones mundiales, empezando por un sistema global de justicia que vele por los derechos humanos en el mundo entero.
Sin embargo, lo anterior significaría un retroceso al sistema de ciudades estado, por lo que otros proponen un gobierno mundial regido, tal vez, por la ONU.
El español, Martín Ortega Carcelén, profesor en derecho, apunta que ya se está creando un sistema político global, que llama "cosmocracia", en el que intervienen principios fundamentales del orden internacional aceptados por los más diversos países.
En términos generales, el cosmopolitismo refiere a la idea de que todos los seres humanos pertenecen a una misma colectividad moral. Se trata, en primer lugar, de una concepción normativa que crea obligaciones respecto al resto de la humanidad (cosmopolitismo moral).
El alemán KOZLAREK, Oliver, como Coordinador del libro “Entre cosmopolitismo y conciencia del mundo”, en el escrito se expresa que quizás esta identificación emocional sea más plausible en su modalidad negativa que en la puramente positiva.
De esta manera, el cosmopolitismo de Nussbaum se opone a cualquier concepción de la ciudadanía restringida, bien por criterios nacionales (y nacionalistas), bien por criterios étnicos o regionalistas o bien por criterios meramente jurídico-procedimentales.
Sobre todo, en ningún caso valdría invertir el sentido deontológico de la jerarquía, es decir, en poner como primario o más valioso lo que en verdad es secundario o derivado (primero somos humanos y nos reconocemos como tales y luego nos reconocemos con tal o cual determinación: etnia, nacionalidad, sexo, etc.).
- ARCHIBUGI, Daniele, The global commonwealth of citizens: towards cosmopolitan democracy, Princeton University Press, 2008.
- AUGUSTO, Roberto, Del cosmopolitismo a la globalización: Kant y la paz perpetua, en: Logo. Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación, Universidad de Salamanca, Año III, n.º 5, diciembre de 2003, pp. 45-51.
- HELD, David, Global covenant: the social democratic alternative to the Washington consensus, Polity, Cambridge, 2004.
- MOSTERÍN, Jesús, La cultura de la libertad, Espasa-Calpe, Madrid, 2008.
- NUSSBAUM, Martha C., For love of Country?, Beacon Press, Boston, 1996. Traducción española: Los límites del patriotismo, Paidós, Barcelona, 1999.
- ORTEGA CARCELÉN, Martín, Cosmocracia. Política global para el siglo XXI, Editorial Síntesis, Madrid, 2006.
- VELASCO, Juan Carlos, "Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano", en: "Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política", nº 16, 2007, 91-117.
· KOZLAREK, Oliver, Coordinador, “Entre cosmopolitismo y conciencia del mundo: hacia una crítica del pensamiento atópico”, Siglo XXI editores, 2007, 161págs..